lunes, 25 de julio de 2011

TREINTA Y SEIS SEMANAS Y PICO

TREINTA Y SEIS SEMANAS Y PICO
Fui  sola a retirarlo. Se chupaba  el dedo. Nos reímos con la enfermera y desde entonces ya éramos conocidos. Aunque yo ya lo amaba desde antes. A partir del momento del placer. Del acto de vida. De pura vida.  Diferente. Por eso el gozo fue diferente. No se imaginaba ni por un remoto razonar lo que estaba  contribuyendo a crear.  Siempre era como una rutina. Ese delirio no lo razonaba.  Yo había dejado de pintar pero ahora sí.  Desaparecieron los negros, los marrones  y los rojos  que manchaban los pinceles.  Me vio pintar de nuevo. No entendía nada de símbolos.  Después de aquel  video sí porque el azul lo invadía todo. Yo era un cabello castaño, nariz pequeña, enormes bustos, piernas bonitas. Yo era todo eso.  El espejo y el halago me lo decían. Ahora yo era un vientre. Todo mi ser era un vientre. Siempre esperé. El tren, el pago de facturas, el consultorio. Ahora me tocaba esperar la magia de la concepción.

ALBERTO FERNANDEZ

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